miércoles, 14 de octubre de 2009

El Guardafauna

Alguien además de Dios,
cuida este invierno
la elefantería de Punta Norte
de la Península Valdés,
Provincia de Chubut,
República Argentina.

Es un hombre que toma su vida
en broma
y que, del mismo modo,
toma también en broma
la vida de todos los pequeños y grandes
elefantes marinos,
aunque a veces salga con un máuser
a disparar contra las orcas.
Ese hombre es el joven gurdafauna,
que tiene la obligación casi templaria
de mirar hacia el mar día tras día
y doscientos kilómetros
de tierra y viento a sus espaldas,
que pasa solo todo el invierno
recordando las mujeres del verano,
lejos, muy lejos de cualquier ciudad importante,
lejos hasta del único boliche
que hay en el camino
y que muchos días ni se molesta
en bostezar hacia el vacío.

Por eso Dios, que sabe
lo poco que conoce el guardafauna
de la vida de los pequeños y grandes
elefantes marinos
y hasta de esas piedritas de colores
que caen en el alma
cuando se tiene la obligación
casi templaria
de mirar hacia el mar día tras día
y doscientos kilómetros
de soledad a las espaldas,
se alegra de no ser el único que cuida
este invierno
la elefantería de Punta Norte
de la Península de Valdés,
Provincia de Chubut,
República Argentina.

Y cada fría mañana de sol,
cuando el joven guradafauna
apoya su zapatilla insolente
sobre el vientre de los machos más grandes,
Dios se ríe.

Héctor Viel Temperley