viernes, 29 de agosto de 2008

...

No se esconde fuera
del mundo quien lo salva y no lo sabe.
Es uno más como nosotros, no de los mejores.

Eugenio Montale

lunes, 28 de julio de 2008

madrugada veraniega en sainte-croix

como el silencio puede ser descrito
por viento, lluvia, aleteo
y más lejos un camión
que sube las cuestas
y traslada tierra

tiempo por días que se alargan
sencillez por complejidad
y amor por el instante
en que vacilas en el vano de la puerta
donde de pronto cae esa luz
neblinosa, y te vuelves
para ver donde he quedado



Miriam Van hee

martes, 8 de julio de 2008

Dos fragmentos

He aquí dos fragmentos (tal como el título lo indica -en ese sentido no hay engaño) del poema extenso "Where´s the Moon, There´s the Moon (A story for Children)".

1.
If I look to the opposite shore and greet myself there,
if I call out to myself come here
and watch myself laboriously construct from shore-things
a boat, and watch myself over the waters come rowing,
but, crossing the midpoint between shores,
out in the middle of the colorless lake,
no longer approaching, no longer coming closer,
disappear, where am I now, has my boat capsized?

2.
Infinite capacity for love in the smallest detail;
infinite suffering in the innermost reality;
large mind in even the dumbest, mutest object;
destiny in an object that stands still;
heart in the middle of the gray, motionless water;
the largest sadness in the world in a groaning buoy;
in a buoy and the bird overhead, huge sadness,
and yet I hop from place to place as though I’m weightless.



Dan Chiasson

domingo, 29 de junio de 2008

Cita

Mais les yeux sont aveugles. Il faut chercher avec le coeur.

A. de Saint Exupery

martes, 24 de junio de 2008

Yo soy mi río

Yo soy mi río, mi claro río que pasa
a tumbos en las piedras.
Me circundan las horas y las ondas,
no sé adónde me arrastran,
desconozco mi fin y mi comienzo,
voy cruzando mi cuerpo como el arco de un puente.

Las nubes me siguen por los campos
con cálidos reflejos.
Entre los árboles derivo, entre los hombres;
sólo traje a la tierra este rumor
para cruzar el mundo,
lo he sentido crecer al fondo de mis venas.

Estas voces que digo
han rodado por siglos puliéndose en sus aguas,
fuera del tiempo.
Son ecos de los muertos que me nombran
y me recorren como peces.

Yo soy mi río, mi claro río que pasa
y me lleva sin tregua.
Sé que existe un navío
que cruza a mis espaldas;
palpo sus velas en mi sueño;
sigo la estela que deja en su camino,
pero no sé qué busca entre mi cauce
ni quién va a bordo
ni cuándo llegaremos.


Eugenio Montejo

viernes, 23 de mayo de 2008

Una vez el azar se llamó Jorge Cáceres

Una vez el azar se llamó Jorge Cáceres
y erró veinticinco años por la tierra,
tuvo dos ojos lúcidos y una oscura mirada,
y dos veloces pies, y una sabiduría,
pero anduvo tan lejos, tan libremente lejos
que nadie vio su rostro.

Pudo ser un volcán, pero fue Jorge Cáceres
esta médula viva,
esta prisa, esta gracia, esta llama preciosa,
este animal purísimo que corrió por sus venas
cortos días, que entraron y salieron de golpe
desde su corazón, al llegar al oasis
de la asfixia.

Ahora está en la luz y en la velocidad
y su alma es una mosca que zumba en las orejas
de los recién nacidos.

-¿Por qué lloráis? Vivid.
Respirad vuestro oxígeno.



En memoria de A. Luyando

lunes, 5 de mayo de 2008

VIII

Nada saber del mar. Echar fuera de sí lo informe y cada marejada. ¡Oh, el sueño de los hombres, sus ojos muertos! Yo olvido. Finjo que lo hago. Existo más cuando el jardín se impone. Tiene su orden propio, sus normas legibles. Los que siempre caen, los que se agotan en el espacio, no encontrarán reposo. Que lo vayan sabiendo. Todo es jardín. Todo es muralla frente al abismo en el que dios comienza.
Viviremos mejor sin ruido, lejos del mar.

Claude Esteban, Coyuntura del cuerpo y del jardín